No es un secreto que los
economistas no predecimos desaceleraciones ni mucho menos recesiones. En la
crisis del 2009, 49 países entraron en recesión y para abril del 2008 ningún
economista de ningún país estaba esperando algo remotamente cerca a lo que sucedió
(Loungani, 2014). Esto es mucho más difícil para el caso colombiano, ya que la
discusión local se da en un entorno de doble negación. Los analistas, no
solamente insisten que Colombia no se puede desacelerar (no PIB < 3%), sino
que piensan que esto es factible al tiempo que el resto del mundo emergente si
lo hace.
En Alianza siempre hemos pensado
que esta separación del crecimiento económico colombiano frente a sus pares no
es sostenible y que es un logro únicamente ligado al comportamiento atípico del petróleo
durante los últimos 4 años. Lo preocupante es que mientras la debilidad gradual
en el resto de materias primas tiene a economías como Brasil, Chile y Perú
cumpliendo 4 años de un “gradual” muy bajo crecimiento económico. A Colombia le
va a tocar la difícil tarea de hacer este ajuste en mucho menos tiempo.
“Predecir es difícil,
sobre todo si es acerca del futuro” (Niels Bohr nobel en Física 1922)
La economía es una disciplina
auto regresiva. Funciona aceptablemente en momentos en que el pasado y el
futuro se parecen mucho (gran parte del ciclo expansivo económico). Y fracasa
rotundamente cada vez que éste termina.
Gráfico 1.PIB
colombiano y expectativas a dos años
Fuente: Bloomberg, Banrep.
Cálculos: Estrategia Alianza
Nuestro primer grafico resume este
comportamiento. Cuando el Banrep nos pregunta cómo vemos el PIB este y el
próximo año: 1) Ambas estimaciones se parecen mucho al PIB de los últimos 12
meses (línea punteada). Así que como pasa en cualquier análisis fundamental
nuestro mejor predictor del futuro es el último dato disponible, 2) Ambas
predicciones se parecen mucho entre ellas. En otras palabras respondemos hasta
diciembre que el año en curso será idéntico al próximo, 3) Cuando las
desaceleraciones comienzan nuestras estimaciones son absolutamente inservibles.
El mejor ejemplo de lo que
creemos estamos viviendo ahora es la última desaceleración disponible. El 2008
empieza con las encuestas estimando un crecimiento 2008-2009 de 6,03% y 5,91%
respectivamente y al tiempo que el PIB de ese año baja al 3,55%, las encuestas
terminan el año con expectativas de 3,77% y 3,23% (2009 y 2010). O sea que
incluso a principios del 2009 (cuando ya todas las crisis posibles se habían
desatado a nivel global) el mercado no podía creer en un crecimiento colombiano
2009 del 1,65% como finalmente se registró.
La comparación con lo sucedido
recientemente es válida. Hace 6 meses las predicciones 2015 estaban en 4,73% y
ya han sido reducidas al 3,54%. Esto al tiempo que se repite (como era
esperable) la predicción que el 2016 crecerá apenas un poco menos al 3,35%. Si
la historia es relevante todo el 2015 será un año de correcciones a la baja concentrados sobretodo en bajar el crecimiento actual esperado del 2016.
No crean en las predicciones económicas excepto si vienen de nosotros
No tiene mucho sentido señalar
las limitaciones de predecir el futuro y después convencerlos de que nosotros
si tenemos las respuestas. Tampoco es muy convincente decir que como nadie sabe
cuándo va a llegar la desaceleración,
entonces esto es un argumento suficiente para decir que ya comenzó (un ejemplo
de esto sería decir que como somos malos prediciendo terremotos y nadie está
prediciendo uno mañana, entonces esto es suficiente para que en menos de 24
horas comience a temblar).
No obstante, por lo menos nos
hace conscientes de las limitaciones tanto de nuestros modelos como de la
aversión de los analistas a estar equivocados solos (es mucho mejor errar en
grupo). Es aquí en donde Alianza recoge la cuenta. Nosotros no solo estamos
acostumbrados a tener una posición diferente a la del consenso (dólar,
inflación y ahora crecimiento). Sino que de hecho consideramos que las
oportunidades en los mercados se dan precisamente cuando nos damos cuenta que
nuestras conclusiones las comparten muy pocos.
Cuatro años de blindaje y misterios
El gráfico 2 muestra nuestra
tesis de la doble negación. Después de una correlación muy alta desde 1996, la
economía colombiana se desliga en el 2011 del resto de economías emergentes. De
esta forma quien piense que Colombia no va a crecer menos del 3% en los
próximos dos años, debe tener una teoría muy compleja acerca de cuáles fueron
los factores internos que le dieron a Colombia ese carácter tan especial.
Gráfico 2.PIB
colombiano versus otras economías emergentes
Fuente: Bloomberg.
Cálculos: Estrategia Alianza
A estas alturas no es un misterio
que nuestra forma de análisis rechaza la complejidad. Predecir es difícil y
hacerlo confuso solo conlleva a equivocarse elegantemente. La respuesta como
siempre la tiene el mercado externo. El gráfico 3 muestra otra correlación que
se rompe precisamente hace 4 años. Después de varias décadas de una alta
sincronía el petróleo es la única materia prima entre el 2011 y el 2014 que se
mantiene estable (probablemente por el entorno geopolítico). Es así como
mientras los crecimientos de países emergentes son chocados por una
desvalorización que no se veía en décadas y que se mantiene al día de hoy
(exceptuando la breve crisis del 2009) a Colombia la soportó la estabilidad
petrolera. Esto a su vez es el problema el día de hoy.
Gráfico 3.Petróleo
y materias primas
Fuente: Bloomberg.
Cálculos: Estrategia Alianza
Descubriendo el agua tibia
Ahora, no solo estamos diciendo
que el petróleo es un factor importante para el crecimiento económico
colombiano. Estamos diciendo que es lo único que importa. Nuestro punto es que
los choques alcistas o bajistas en materias primas para economías como la
colombiana (chilena, peruana, rusa, brasilera, etc…) son determinantes y tienen
un efecto que no solo se restringe a su participación directa en el PIB. Es así
como mientras el cobre solo participa en 12% en los PIB chileno y peruano, su
caída prolongada ha sido suficiente para mantener estas economías en una
“prolongada” desaceleración muy por debajo del 3% (gráfico 4).
Gráfico 4.PIB
Latinoamericano y materias primas
Fuente: Bloomberg.
Cálculos: Estrategia Alianza
Esto nos lleva a la situación
local (gráfico 5). Las desaceleraciones/recesiones no son ejercicios de excel
en donde uno afecta sectores individuales y correlacionados, dejando el resto
constante (la participación del petróleo en el PIB colombiano es del 10%). Tal
y como en el 2008-2009 nadie podía determinar en qué momento se pierde la
confianza en el sector financiero, en el caso local tampoco podemos medir la
pérdida de confianza que en este momento está generando el choque del petróleo.
Lo único que sabemos es que eventos de menor magnitud en el resto de economías
pares, ha sido suficiente para detonar crecimientos muy por debajo de lo que
por ahora pronostican los expertos para el país.
Gráfico 5.PIB
Colombia y petróleo
Fuente: Bloomberg. Cálculos: Estrategia Alianza
Blindajes cambiarios, inflacionarios y ahora de crecimiento económico
Hace dos años surgieron las
teorías de que en Colombia el dólar no se podía fortalecer mientras que en el
resto del mundo si lo hacía (probablemente porque los flujos petroleros seguían
llegando). Una vez comenzó la alta devaluación se convencieron de que el dólar
no podía generar inflación pese a que los precios se desbordaban en el resto de
economías con monedas similares a la nuestra. Ahora la última de estas teorías
asume que el país puede crecer por encima del 3.0% después de una caída del
petróleo de más del 50% y mientras los países emergentes entran en su primera
crisis de este siglo. Nosotros seguimos creyendo que en lugar de buscar
argumentos que sustenten la separación local,
siempre se debe partir del hecho de que estas por breves o largas que
sean son por definición insostenibles (como lo ha sido cualquier desviación
durante todo lo que tenemos de historia económica del país).
(Alianza continúa
esperando un crecimiento económico 2016 entre 1% y 2%)